Brecha salarial, techo de cristal, corresponsabilidad, cuotas, lenguaje no sexista, publicidad machista… El debate está dando para mucho. El patio del Centro de Cultura Antiguo Instituto de Gijón ha sido el centro de la igualdad, con la jornada Futuro en Femenino, organizada por EL COMERCIO.

Un futuro en femenino que debe ser feminista, como ha recordado la directora general de Igualdad del Principado de Asturias, Nuria Varela. Porque «el feminismo nos da las herramientas para luchar contra una situación injusta e insostenible». La igualdad, añadió, «es el camino». Y echó mano de la poesía para concluir que «el feminismo es un arma cargada de futuro».

Este futuro llegará de la mano de los más jóvenes, a los que también ha llegado la jornada de EL COMERCIO. Porque en los últimos meses, unos 300 escolares de Gijón han pasado por los talleres organizados por el periódico y las empresas colaboradoras. Escolares de unos once años que, a juzgar por las imágenes, tienen muy claro que «las mujeres no tienen que ocuparse solas de las cosas de casa», que ven como normal y lógico que en todos los puestos de responsabilidad haya mujeres o que rechazan la discriminación.

Sin duda es una cuestión que EL COMERCIO ha convertido en bandera. Lo dijo el director general del periódico, Goyo Ezama, quien ha destacado algunas cuestiones importantes en este sentido, como el «merecidísimo» Premio Nacional Compromiso 2017 a la periodista Chelo Tuya; la decisión del periódico de eliminar cualquier anuncio de contenido machista o el haber sido el primer medio asturiano en sumarse el Pacto Social contra la violencia de género. Ezama ha recordado también en su intervención a Lucía Martín, pionera de este periódico, fallecida recientemente.

La artista Yolanda Martínez, con su ponencia ‘Comunicación y género’, ha puesto de manifiesto cómo los estereotipos de la literatura infantil, la publicidad, las obras de arte, nos han marcado desde siempre cuál es el rol que mujeres y hombres deben seguir. Desde Caperucita Roja a Cristina Pedroche.

Después, Marina Amorés, especialista en videojuegos, ha dejado claro cómo la generación milenial llega pisando fuerte, con ideas muy claras y un absoluto cuidado del lenguaje, como arma importante para la igualdad. En la mesa redonda ‘Mujeres, tecnología y empresa’, ha compartido debate con Cristina Fanjul, directora del CEEI Asturias, y Vanda Martins, directora general de la Fundación EdP de España y Portugal. Ambas han hecho hincapié en la necesidad de un «compromiso» personal, en nuestro día a día, así como del importantísimo papel de la familia como agente educador de las futuras generaciones.

Por el escenario del Antiguo Instituto han pasado también Násara Iahdih, fundadora de la plataforma Hijas de la Revolución para defender los derechos de las mujeres árabes, y ha habido la posibilidad de hablar por videoncoferencia con Mena Souilem, cofundadora de Conciencia Feminista, colectivo que lucha por la liberación de las mujeres en Oriente Medio. La mesa redonda ‘Mujeres y cultura’ será la penúltima pieza de la mañana, justo antes de la entrega del Premio Futuro en Femenino a Toña Is, exfutbolista y entrenadora, primera seleccionadora de fútbol de España y campeona de España y el mundo en 2018 con su selección.

De mujer y religión hablaron Mena Souilem, confundadora del colectivo feminista por la liberación de las mujeres de la región MENA (Medio Oriente y Norte de África) y Násara Iahdih Said, fundadora de la plataforma ‘Hijas de la revolución’ para defender los derechos de las mujeres árabes, sea cual sea su religión.

La primera lo hizo por videoconferencia y expuso cómo su sociedad «se basa en la creencia de que las mujeres son menos que los hombres. Son creencias fomentadas por la cultura y la religión. Nuestras vidas están controladas por nuestras familias. Desde nuestra vestimenta hasta nuestro trabajo, educación y cuidado propio. Nuestros pensamientos, nuestros amigos… Todo lo que no tenemos derecho a decidir es opresión».

Aseguró que, como feministas, el mayor obstáculo de su lucha es el religioso. «Es difícil de desafiar lo que la religión ha santificado en las mentalidades y comportamientos sociales, incluso si tenemos el derecho a actuar libremente en nuestros cuerpos y vidas». En su opinión, «es analizando las estructuras religiosas del patriarcado en nuestras sociedades cómo podemos construir una nueva perspectiva para que las mujeres puedan verse a sí mismas y comprender su situación». En este sentido, en las últimas décadas, las mujeres han logrado arrancar algunos de sus derechos; leyes contra la violación y el acoso, contra la violencia y la herencia por igual. «Pero todavía esperamos la igualdad de oportunidades».

Y lanzó un mensaje a los grupos feministas de nuestro país: «Es importante que escuchen los problemas de las mujeres sin excepción, sin discriminación y respetar a las mujeres, veladas y no veladas, contra el acoso, la discriminación y la opresión de los países occidentales. Que se escuche los problemas de las comunidades árabes y del norte de África sin hablar en su nombre».

«No se miren el ombligo. Infórmense del feminismo en África»

Tomó su relevo Násara Iahdih Said, presente en el encuentro de Futuro en Femenino. Su inicio fue claro, contundente y con un toque de atención en toda regla. «África está solo a trece kilómetros de España. Ustedes tienen más información de los movimientos feministas de Estados Unidos y Latinoamérica que los de África, cuando a la inversa no es así, con las restricciones que hay de libertad y de internet. En África sí tienen conocimiento de los de ustedes. Ustedes, no. Y es una responsabilidad que se tienen que atribuir. Hay muchos libros traducidos al castellano. ¿Por qué no los leen? Yo me sentiría avergonzada. Dejen de mirarse el ombligo y, dentro de ese egoísmo, cedan un poco de espacio para entender nuestro contexto».