«Con la crisis hemos pasado a ser una actividad superregulada», señaló el pasado 13 de septiembre y con cierta aflicción el consejero delegado del Banco Sabadell, Jaime Guardiola. Una «elevada presión regulatoria» que consideró como uno de los retos que debe afrontar el sector financiero y que es fruto, por una parte, de los «altísimos» niveles de exigencia de provisiones de capital y, por otra, de la enorme «complejidad» y «sobreexposición» derivada de los diversos supervisores, entre los que además del Banco Central Europeo se encuentran las resoluciones de Bruselas –la Comisión Europea– y los acuerdos del Comité de Basilea. Ambos factores «nos convierten en menos rentables por los costes que conllevan», ya que «el 35% de las inversiones anuales de los bancos españoles son para atender las demandas regulatorias», explicó Guardiola. Por ello, estimó que las exigencias de capital deben empezar a rebajarse, a la vez que pidió una relajación en la presión regulatoria, algo que cree que acabará por producirse.

El consejero delegado del Sabadell realizó estas reflexiones en el transcurso de su intervención en el Foro Liderazgo Empresarial, que organizado por EL CORREO y patrocinado por la entidad catalana se celebró ayer en la Alhóndiga de Bilbao, ante una nutrida representación de los ámbitos institucional y empresarial de Euskadi.

Tras realizar un repaso a la historia de una entidad que nació en 1881 en la localidad de la que toma su nombre, Guardiola señaló que aunque el sector financiero se está recuperando de las pérdidas ocasionadas por una crisis «muy complicada», no volverá a las rentabilidades de antaño. «No vamos a ver niveles de rentabilidad del 20%», afirmó.

Precisamente, respecto a la crisis sufrida por numerosas entidades financieras en España, el ejecutivo del Sabadell destacó que «ha sido resuelta en su mayor parte privadamente» por los bancos y «sin ayudas públicas». Y apoyó su afirmación en el hecho de que la aportación total realizada por la banca privada española para los saneamientos necesarios de las entidades quebradas «ha sido de 110.000 millones de euros, frente a los 50.000 millones de aportación pública».

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Inmobiliario y tipos bajos

Además de afrontar la anteriormente mencionada elevada presión regulatoria, Guardiola también señaló como retos a abordar por el sector financiero nacional la necesidad de dar «salida a los activos problemáticos» –principalmente inmobiliarios– de la banca por suponer «un lastre» para su rentabilidad. Asimismo, el tener que trabajar en un escenario de «intereses reducidos», que «presionan enormemente los márgenes», si bien en este sentido dijo «tener la sensación» de que se entra en una fase de crecimiento de los tipos de interés en la zona euro, aunque su subida «no va a ser rápida», dijo.

Y también hizo referencia al desafío que supone todo lo relacionado con la digitalización y la utilización y aplicación de las nuevas tecnologías que, según dijo, suponen «una gran oportunidad» para el sector, pero también implican un cambio «brutal» de los clientes, así como la irrupción en el ámbito financiero de «nuevos competidores y muy listos».

El consejero delegado de la entidad catalana, tras su exposición inicial, se sometió a las cuestiones que le plantearon los asistentes al acto, en un coloquio que fue moderado por el corresponsal económico de este periódico, Manu Alvarez. Entre ellas, y preguntado por la posibilidad de una ‘segunda vuelta’ en el proceso de fusiones e integraciones en el sistema financiero español, Guardiola afirmó con bastante rotundidad que «la concentración» de entidades «se ha acabado». «Ya se ha hecho probablemente más de lo que nadie podía imaginar», en alusión a la caída e intervención del Banco Popular y su inmediata adquisición por el Banco Santander. No obstante, señaló que de producirse alguna nueva operación «no será significativa» para el conjunto del sistema y, en cualquier caso, «no estará relacionada con problemas de solvencia» de las entidades.

Respecto a su posible participación en esos nuevos procesos, caso de llevarse a cabo alguno, tras recordar que su banco ha participado en 15 operaciones en 15 años, aseguró que «en este momento» el plan del Sabadell se basa «en el crecimiento orgánico», es decir, en solitario y sin más adquisiciones ni integraciones.

«Preocupación» por la situación en Cataluña»

«La situación actual en Cataluña provoca los lógicos nervios y mucha preocupación», admitió ayer el consejero delegado del Banco Sabadell, y por ello indicó que en el mundo económico puede haber empresas que estén preparando «planes de contingencia» ante una hipotética salida de Cataluña del Estado español. No obstante, también señaló que, de momento, no percibe que se estén produciendo «movimientos de forma efectiva».

En respuesta a varias preguntas que sobre esta cuestión le plantearon ayer varios asistentes al Foro Liderazgo Empresarial, de ELCORREO, Guardiola señaló que, en cualquier caso, «básicamente se está hablando de cambios de domicilio, que pueden ser nominales», pero no supondrían «mover a la gente porque, al final, hay unas inversiones hechas y un entorno que ha propiciado que se hayan hecho esas inversiones», puntualizó. Respecto a un reciente informe de los analistas del banco de inversión estadounidense Goldman Sachs, en el que retiraban a otra entidad catalana –CaixaBank– de su grupo de valores europeos financieros con más valoración, aduciendo «la escalada de tensiones políticas en Cataluña» en las últimas semanas y la previsión de más tensión de cara al 1 de octubre, el directivo del Sabadell consideró «no acertado» ese análisis.

Sobre este aspecto recordó además que las entidades catalanas «están dentro del eurosistema y tan reguladas como cualquiera, por lo que en ese sentido no existe ningún elemento diferencial». «No distingo entre entidades catalanas, que son catalanas y españolas», afirmó, y tampoco cree que el mercado esté haciendo esa diferenciación». Preguntado por cómo afectaría a los bancos que operan en Cataluña la salida de España de esta comunidad autónoma, cuya deuda es del 110% de su PIB, Guardiola consideró que resulta «absurdo trabajar con este tipo de hipótesis porque cualquier negocio se adaptaría a cualquier situación que se produjera». «Entre la deuda de una comunidad autónoma y cualquier agente económico es muy difícil establecer una correlación» aseguró.

Economía vasca

Interpelado por su visión de la situación actual del tejido empresarial vasco, sacudido en los últimos meses por los problemas de importantes y emblemáticas compañías, el responsable de la entidad catalana manifestó que la economía vasca es «potente» y «funciona muy bien», fruto de una «sociedad estructurada, con una buena configuración fiscal y una gran capacidad de iniciativa privada». «Más allá de lo coyuntural, mi valoración sobre la empresa vasca es superpositiva», afirmó.

Guardiola también fue cuestionado por la evolución de dos de los grandes sectores tractores de la economía española, el turismo, que sigue batiendo récords, y el inmobiliario, que parece vuelve a repuntar. Sobre el primero, tras alabar la capacidad de España para atraer turistas, puntualizó que, no obstante, el 80% del parque hotelero nacional necesita inversiones y se debería mejorar para apostar por un turismo de más calidad.

Respecto al sector de promoción inmobiliaria, declaró que aunque «ojalá se mantenga lejos de los niveles pecrisis», «es un sector básico para la economía y sobre el que hay que apostar».

Y preguntado sobre si el ‘Brexit’ podría suponer una oportunidad para atraer negocio a España, el consejero delegado del Sabadell no se mostró demasiado optimista, ya que, a su juicio, «la City no va a desaparecer» y si se trasladan alguna de sus actividades éstas se establecerían con mayor probabilidad en Fráncfort y Dublín. La primera por su innegable importancia económica y financiera, y la segunda por el idioma y por su ventajosa fiscalidad.