El ambicioso plan para abordar la que, en palabras del consejero de Sanidad, Francisco del Busto, será la «mayor transformación de la historia» del Hospital Universitario de Cabueñes comenzará en 2019. Así lo ha hizo saber durante la jornada organizada por EL COMERCIO, en la que se sometió a análisis el proyecto en el que «han participado casi 200 personas del hospital». En un plan que «no es solo del Gobierno o de la Consejería, sino del conjunto de los profesionales».
Del Busto aseguró que los trabajos comenzarán cuando finalice «el papeleo» administrativo, una vez que ya se han superado «los pequeños problemillas» surgidos en torno a las parcelas de la ampliación. «Dependerá de cuándo firmemos el convenio (con Liberbank y el hospital), que ya está a punto», aclaró. Su intención es la de comenzar a «cerrar temas este año y que el primer semestre del próximo, o después del verano, empiecen las obras», que durarán unos cuatro años.
Recordó que la inversión global ronda los 104 millones de euros, de los que 44,8 se destinarán a esta primera fase, y defendió que el cambio que notará el ciudadano no se circunscribirá al Servicio de Urgencias, sino que afectará «al 100% del hospital».
Agradeció, de antemano, los esfuerzos de profesionales y pacientes, que sufrirán en la segunda fase las incomodidades de las obras, dado que se actuará sobre unas instalaciones (no fue así en el caso del HUCA, que cambió de ubicación) que ya dan servicio a los ciudadanos. Y confirmó que la ampliación, que se traducirá en un incremento del espacio, de las consultas, de quirófanos o de camas, irá inherentemente acompañada de un incremento de la plantilla.
Del Busto se mostró convencido de que Cabueñes se convertirá en un «equipamiento a la vanguardia de la sanidad española, donde espacio, profesionales y ciudadanos» se convertirán en un trío imbatible. En definitiva, resumió, el proyecto permitirá que la ciudad y el hospital «estrechen sus lazos» y supondrá «una oportunidad, en muchos sentidos».
De algunas de ellas se encargaron de hablar el jefe de Servicio de Obras de la consejería, Jesús Menéndez, y Joaquín López Fando, de Fando y Asociados, adjudicatarios de la obra. El primero se encargó de explicar que cuando se hacen numerosas intervenciones para dar respuesta a corto plazo a las necesidades inmediatas, tal y como ocurrió en Cabueñes, lo normal es que se pierda parte de la funcionalidad propia del hospital y el carácter de único trazado del edificio. La reforma integral viene a solucionar estos problemas y facilitará, también, los trabajos que se deban acometer en el futuro.
Menéndez insistió en la necesidad de «privilegiar» el entorno y de resolver las comunicaciones. Punto al que también se refirió López Fando, quien defendió su apuesta por «una estructura muy flexible, casi de recinto ferial». El hospital no solo tendrá una imagen más cuidada. También se situará en un entorno más agradable, más verde (se integrará en un parque que dará continuidad al Jardín Botánico), con «unas conexiones resueltas» que facilitarán el acceso a coches, ciclistas, peatones y ambulancias, convirtiéndolo en «un nudo de comunicaciones».
Mesa redonda
La jornada de EL COMERCIO finalizó con una mesa redonda, en la que el jefe de Medicina Interna, Joaquín Morís, echó la vista atrás para constatar el «cambio radical y fundamental» del centro hospitalario. Un cambio que empezó pronto: «Nació pequeño, en 1968, y en 1975 ya se hizo la primera ampliación».
Por su parte, la jefa de Urgencias, Macarena Coromiras, hizo referencia al crecimiento de la demanda y a los cambios de ubicación que han hecho que su servicio «tenga que convivir con columnas», que las ambulancias «tengan que entrar marcha atrás por el túnel» o que sus ocupantes se mojen necesariamente por la carencia de un techo en la entrada. Problemas que se resolverán con el proyecto puesto en marcha, como el incremento de camas para evitar «que los pacientes se acumulen en los pasillos por falta de boxes» o la entrada de luz natural para intentar evitar que quienes permanecen 24 horas en el servicio, sobre todo en el caso de los geriátricos, se desorienten.
Miguel Bermejo, jefe de Anestesia, se felicitó porque los quirófanos, hoy repartidos en cinco plantas distintas, no solo serán más, sino que se reagruparán en pro de la efectividad del trabajo diario. También habrá más puestos postoperatorios, que en la actualidad son «absolutamente insuficientes». «El flujo de pacientes y la relación entre las diferentes áreas será más lógica y permitirá desarrollar la potencialidad quirúrgica que un centro así necesita».
Igualmente satisfecho con el proyecto, el director de la Facultad de Enfermería de Gijón, Fernando Alonso, consideró que los trabajos permitirán dar «una respuesta definitiva», «responder a todas las necesidades docentes, con espacios suficientes y, también, incorporar innovaciones».
El gerente del hospital, Miguel Rodríguez, concluyó que las obras irán acompañadas de la adquisición de equipos y una importante renovación tecnológica. Él se centró durante su intervención en desgranar el modelo de hospital que, en el futuro, deberá rotar sobre tres ejes: la «ambulatorización» para resolver de forma ambulatoria todas las situaciones posibles, el trabajo de coordinación en el proceso asistencial y la coparticipación del paciente.