- Los alcaldes de las tres capitales vascas, Logroño y Santander analizan la necesidad de unir fuerzas para crear riqueza y hacer más fácil la vida a sus vecinos
El futuro es de las ciudades que sueñan juntas. Que colaboran para ser competitivas y tejen alianzas para afrontar los desafíos del futuro. Los alcaldes de las tres capitales vascas, Santander y Logroño participaron ayer en una reunión inédita, organizada por EL CORREO y BBVA, en la que pusieron en valor el papel protagonista de las urbes y la necesidad mutua de colaboración para ser más competitivas. El compromiso, coincidieron los ponentes en el encuentro celebrado en Bilbao, es inaplazable en un mundo cada vez más globalizado y donde aspectos como la sostenibilidad, el envejecimiento de la población, la eliminación de desigualdades sociales y la retención del talento se perfilan como los retos desde los primeros compases del siglo XXI.
Las últimas décadas han demostrado que los entornos urbanos son los mejores ecosistemas para generar riqueza y, a la vez, hacer más fácil la vida de la gente. Son los ámbitos más sostenibles, porque todo está cerca. Pero también hace falta planificar lo que viene por delante y conocer los retos que se aproximan. Las cinco ciudades que intervenían en el foro tienen muchas cosas en común, y en especial dos: son de tamaño medio y conviven en un entorno próximo que se presta a colaboraciones mutuas. A intercambios. Y ese fue uno de los aspectos fundamentales que se trató durante el encuentro.
El alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran, subrayó que ese esfuerzo conjunto debe permitir también afrontar retos como el cambio climático, la lucha contra la pobreza y la desigualdad. También para impulsar la transformación digital con emergentes modelos formativos que graduarán a los empleados de la nueva industria 4.0. «Trabajar, en definitiva, juntos para resolver problemas muy similares», resumió. «Es absolutamente necesario compartir experiencias y conocimiento. No se trata de competir, sino de complementarnos. A veces es difícil de explicar porque parece que al tejer alianzas con un ayuntamiento cercano renuncias a liderar algo. Pero eso es un error», recalcó en un encuentro que se desarrolló más en términos de charla que de debate o confrontación. De hecho, las posturas expuestas encajaban en el mismo traje tras cada intervención.
Juan Mari Aburto, alcalde de Bilbao, resaltó que «competir está bien, pero colaborar está mucho mejor». El regidor se hizo eco de lo manifestado minutos antes por Miguel Cardoso, economista jefe de España de BBVA Research, para quien las personas funcionan mejor y están más capacitadas cuando actúan en equipo, cuando hay «capital humano» y este es capaz de «interactuar».
Si algo puso de manifiesto el foro de alcaldes fue la necesidad de establecer equilibrios, de cómo las ciudades de tamaño mediano –caso de las cinco protagonistas en el encuentro– tienen «algo especial» y pueden, unidas, aspirar a cotas de protagonismo en principio por encima de sus posibilidades. Y es que el tamaño, al menos en este escenario, sí importa. «Las grandes urbes generan más riqueza –el 80% de la población española está en las ciudades, donde se genera también el 80% del PIB–, lanza patentes, tiene mayor renta per capita, dispone de más gente capacitada…». Virtudes, subrayó, que están al alcance de ciudades más pequeñas siempre y cuando decidan unir sus fuerzas y establecer sinergias, fórmulas de colaboración, basadas en que lo que beneficia a mi vecino puede también favorecerme a mí».
Y tienen ventajas sobre las grandes urbes, por lo general congestionadas y más rígidas, donde el precio de la vivienda se dispara –con el consiguiente descalabro para los jóvenes y su proyecto vital–, la contaminación se desboca, el crimen encuentra un campo de cultivo más abonado y los servicios públicos tienen dificultades para llegar a toda la ciudadanía, creando así sociedades a dos velocidades.
Urtaran, quien al igual que el resto de contertulios recordó que su ciudad «está muy bien» aunque él añadió que «va mejorando», dijo que Vitoria «se transformará» con la llegada del TAV de forma soterrada, lo que unido al centro multimodal de mercancías de Júndiz y la actividad carguera de Foronda «reforzará nuestro papel de ciudad estratégicamente ubicada».
Los demás regidores también compartieron sus estrategias. Aburto advirtió del riesgo «de conformarse con lo ya logrado y caer en la autocomplacencia», y dijo que Bilbao quiere «más puerto, más universidad, más tren de alta velocidad, más aeropuerto y más Zorrozaurre». Concepción Gamarra, regidora de Logroño, fue más allá al identificar como suyos «los aeropuertos de Bilbao, Vitoria o San Sebastián», que contribuyen a mejorar la imagen de su ciudad y la hacen más accesible».
El primer edil de San Sebastián, Eneko Goia, aconsejó dejar algún sitio para la rivalidad, si bien circunscribió al ámbito futbolístico la que mantiene con la ciudad anfitriona del encuentro. «Nos viene de cine que el Guggenheim esté aquí, lo mismo que los Mundiales de rugby, porque en la medida en que haga falta alojamiento para todos y no baste con el que ofrece esta ciudad, San Sebastián se beneficiará también de ello. La realidad nos obliga a buscar sinergias», abundó Goia, quien no olvidó el decidido apoyo de los alcaldes vecinos cuando San Sebastián optaba a la Capitalidad Europea de la Cultura 2016.
«Si nos unimos, tenemos más fuerza. Colaborar es importante tanto para copiar como para dar ejemplo», convino Gema Igual, regidora de Santander, quien no obvió que «el liderazgo político nos da a cada uno herramientas distintas, pero es evidente que esos mismos mundiales de los que se hablado le vendrán muy bien a mi ciudad y a la marca España. Cuando el alcalde Aburto viene a Santander o cuando lo hace Cuca –en alusión a la regidora riojana–, a mí me supone un respaldo. Hay que educar hacia adentro, ser inteligentes y aprovechar lo que los demás pueden ofrecernos».