La determinación política y el consenso entre los partidos para responder a la demanda social sobre una infraestructura son las condiciones necesarias para impulsar este tipo de inversiones transformadoras. El caso del AVE Córdoba-Málaga se ajustó plenamente a ese esquema para convertirse desde 2007, junto a otras actuaciones como la hiperrronda o el nuevo aeropuerto, en una palanca de cambio histórico para Málaga.
Los participantes en la mesa redonda organizada ayer por SUR– ‘AVE 10 años en Málaga, el impacto en la ciudad’– coincidieron en destacar la necesidad de reeditar ese escenario político y social de consenso que puso a Málaga en el mapa de la alta velocidad para abordar los retos de las infraestructuras pendientes y, de forma destacada, la inversión ferroviaria para la costa occidental que ahora se vuelve a plantear con fuerza desde instituciones y sociedad civil y con un escenario muy abierto en cuanto a las características y prestaciones que deberá ofrecer.
«Aunque esté denostada, hay que reivindicar la importancia de la política para la vida de los ciudadanos y la necesidad de llegar a acuerdos para sacar adelante los proyectos», planteó en la apertura del acto el director de SUR, Manuel Castillo, quien se remontó a la llegada de la alta velocidad a Andalucía antes que a Cataluña o a la ampliación del aeropuerto de Málaga para reforzar la idea de que «detrás de cada gran infraestructura hay decisión política».
«No se entiende que núcleos de población como Mijas, Marbella y Estepona no estén conectados por ferrocarril» LUIS SÁNCHEZ MANZANO, CONSEJERO DELEGADO DE SANDO
«Algunas ciudades se han confiado y han dejado de hacer campañas, pero nosotros seguiremos potenciando Málaga desde la red de ciudades AVE» JULIO ANDRADE, TTE. DE ALCALDE DELEGADO DE TURISMO
Los ponentes analizaron desde diferentes argumentos y horizonte temporal el papel estratégico de la futura extensión del ferrocarril a la costa occidental, una infraestructura en la que Gobierno central y Junta de Andalucía abogan por ahora alternativas diferentes.
Sobre el AVE Málaga-Córdoba, las sinergias incuestionables de un proyecto clave en la transformación de la capital en la última década, los ponentes abundaron en reflexiones y datos –no faltaron tampoco las vivencias directas y reconocimientos a personas clave en el impulso al proyecto– en el encuentro celebrado ayer en el salón de actos del Centro Pompidou, moderado por el periodista de SUR Ignacio Lillo. Enrique Salvo, ex secretario general técnico de Infraestructuras; Luis Sánchez Manzano, consejero delegado de Sando; Cristóbal Fernández, consejero delegado de Turismo Andaluz; y José Manuel Domínguez, director general de la secretaria general y técnica de Unicaja Banco– compartieron puntos de vista sobre los efectos en la economía y el territorio de la revolución en el transporte que se inició hace diez años con la alta velocidad, utilizada el año pasado por 2,4 millones de viajeros, la mitad de ellos por razones de trabajo o negocios. «Sin el AVE, por ejemplo, la riqueza malagueña no hubiera crecido a una tasa media acumulativa del 2,8% anual sino dos décimas menos», expuso en este sentido José Manuel Domínguez, coordinador de un estudio de Analistas Económicos sobre el impacto económico de los 25 años de la alta velocidad en Andalucía, una inversión que calificó de « acierto estratégico y en la que no sólo se superaron las dudas sino que se mejoraron expectativas sobre consecuencias económicas».
En esa misma línea argumental, aseguró que sin el AVE el valor del PIB malagueño «sería actualmente un 6,5 % inferior y habría un 5,5 % menos de empleo». Catedrático de Hacienda Pública de la UMA y declarado «entusiasta del tren», expuso también el efecto multiplicador de esta infraestructura, de modo que un punto en inversión ferroviaria repercute en un incremento del 0,14 del PIB». Ante la extensión del ferrocarril hacia el litoral occidental, Domínguez defendió «una inversión que no va a tener rentabilidad financiera pero sí social. No concibo que no haya convergencia y planteamientos comunes sobre estudios técnicos lo más consensuados sobre bases objetivas y costes asumibles». Fueron también otras ventajas «menos computables» como las posibilidades de desarrollo, flujos turísticos, tiempos de viaje, siniestralidad y congestión vial o impacto ambiental las que también puso en valor este experto frente a estudios «de cuyas conclusiones discrepamos, porque sostienen que el AVE no es rentable ni económica ni socialmente».
Defendió, por el contrario, el valor de las infraestructuras, y en el caso de la alta velocidad, como un «macrobien público que ha atenuado la condición periférica de Málaga, que se fortalece para asentar empresas y negocios y con el que se ha incorporado a la red de alta velocidad», ventaja que valoró para los desplazamientos por necesidades profesionales «en una entidad cotizada como Unicaja y con importante presencia en Castilla».
La necesidad de esa determinación política y de la sinergia entre los actores de la sociedad civil centró la intervención del profesor Enrique Salvo, que reconoció «lejos de todo análisis sectario», el papel del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre; de la exconsejera de Obras Públicas Concepción Gutiérrez y de la exministra Magdalena Álvarez para hacer posible un proyecto ante el que diez años después «estamos en una celebración de la concordia». Salvo Tierra, que elogió también el papel de SUR «al coger la bandera del AVE» y de modo particular la labor profesional del periodista Manuel Becerra, fallecido en 2011, aseguró que ante el proyecto del AVE a Málaga «todos nos pusimos las pilas aunque la ciudadanía a veces no lo percibiera». Salvo defendió, en relación al ferrocarril para la costa occidental que «lo importante al diseñar la infraestructura es la finalidad. Tiene que haber masa crítica para que se complemente con otras. Ese era el gran valor del AVE de Málaga».
No conformarnos
«No podemos conformarnos y decir aquí hemos acabado», argumentó al igual que otros intervinientes contra la idea extendida de que «Málaga ya ha tenido inversiones suficientes», y defendió la conexión ferroviaria hacia Estepona, dentro de la que denominó una «segunda década prodigiosa» por el papel estratégico que en las próximas décadas tendrá en relación a un futuro enlace fijo en el Estrecho de Gibraltar.
El futuro tren para conectar mejor la conurbación del litoral occidental –«llámese AVE, tren de altas prestaciones o llámese como se llame»– fue defendido para un horizonte mucho más próximo también por el primer ejecutivo de la constructora Sando, Luis Sánchez Manzano, como una de las prioridades en inversión ferroviaria, un terreno en el que destacó que la constructora que dirige ha participado en casi todos los proyectos en España.
Por su parte, el consejero delegado de Turismo Andaluz, Cristóbal Fernández, animó a «sacar el mayor rendimiento a lo que ya hay hecho» y en relación al tren en la costa defendió, en línea con lo expuesto esta semana por el consejero Felipe López, una alternativa ferroviaria de «altas prestaciones». Argumentó un escenario en el que el impulso turístico seguirá de la mano del turismo interior, de los cruceros y del visitante andaluz, «que representa el 35 por ciento de nuestro turismo nacional».
El teniente de alcalde y concejal de Turismo de Málaga, Julio Andrade,cerró el foro patrocinado por Unicaja Banco, Ayuntamiento de Málaga y el Centro Pompidou, con un mensaje de optimismo sobre el futuro de una ciudad que «ha ganado visibilidad y se ha convertido gracias al apoyo público y privado en la gran ciudad europea del sur y la principal al norte de África». Andrade llamó a sumar sinergias y también a huir de la complacencias: «Ciudades europeas que se habían confiado dejaron de hacer promociones cuando es en un momento de crecimiento cuando son necesarias».