• Ahouchar y Jarvenpaa completan el podio en la quinta edición de la prueba

  • Cydney Seigerman se ha impuesto en categoría femenina con una marca de 58:18

Abderrahim El Jaafari se plantó en la salida de la avenida del Puerto con un único objetivo: no fallar por tercera vez. En 2015 no se pudo meter en la lucha final por la victoria, que se adjudicó Jaouad Tougane. El año pasado ya estuvo hasta el final luchando por el triunfo, pero cedió con un sólido Miguel Ángel Barzola. En esta ocasión, el marroquí no erró. Ha modificado levemente su plan e entrenamiento y ha llegado a la 15K Valencia Abierta al Mar, organizada por LAS PROVINCIAS y patrocinada por el Banco Santander, en óptimas condiciones. No jugó de farol. Marcó desde el inicio el ritmo que más le convenía para alzar victorioso los brazos en la meta del paseo marítimo y batir por cinco segundos (44:54) el récord de la prueba, en poder de su compatriota Abdelghafour Lasri desde la primera edición, hace un lustro.

Lo de El Jaafari no fue una tempestad, una tormenta perfecta. El africano afincado en Lleida castigó a sus rivales desde el pistoletazo de salida. Ola a ola golpeó la línea de flotación hasta que uno por uno fueron cediendo. El primero, Miguel Vázquez, que se descolgó del grupo de los favoritos todavía en la avenida del Puerto. «Desde un principio no venía a competir. He venido a ver el nivel, pero me he dado cuenta de que iban muy rápido y he decidido hacer un test», comentó el atleta valenciano, que busca un medio maratón homologado como objetivo para esta primavera.

Junto a Vázquez, el grupo de los cinco favoritos contaba con cuatro integrantes del recién nacido Gaes Running: Adil El Hand, Ouais Zitane y Hassane Ahouchar, que al final se disputaría el triunfo con El Jaafari. Con ellos estaba el finlandés Jarkko Jarvenpaa, un finlandés que tiene una marca de 1:04:30 en medio maratón (The Hague, Holanda, en 2013).

A El Jaafari se le vio fuerte desde el inicio. Mientras los dos Gaes estuvieron entre los cuatro, una vez descolgado Vázquez, trataron de ser protagonistas. Luego fue el propio El Jaafari quien marcó en todo momento el ritmo. Para nada le importó no ser el favorito del público valenciano. «¡Vamos, Hassane!», escuchó varias veces durante el recorrido el marroquí afincado en la ciudad desde hace ya muchos años.

Ahouchar fue quien más resistió. No renunció a la victoria casi en ningún momento, a pesar de que se quedó solo en un santiamén. Si Vázquez había renunciado en el primer kilómetro -acabó entrando en meta en 50:08-, El Hand quedó descolgado a los 3.000 metros y Zitane también cedió poco después.

Los cuatro de cabeza iban por debajo de tres minutos el kilómetro y pasaron en 14:56 los 5.000 metros. El Jaafari no esperó más. Subió el nivel antes de la zona universitaria, donde el año pasado rompió la carrera Barzola. Zitane y Jarvenpaa se quedaron también sin opciones de pelear por la victoria.

La carrera se convirtió en un pulso entre dos. Ahouchar que contaba con el oficio, la veteranía y, sobre todo, conocer Valencia como la palma de la mano. Pero es que a El Jaafari se le veía fresco. Seguro de sí mismo. No miraba atrás. Tampoco pedía relevos. Sabía que los rivales a los que había eliminado sólo volverían a verlo en el podio.

Sólo le quedaba uno por eliminar. No quería jugársela en un cara o cruz con Ahouchar en el interminable paseo marítimo. Los dos marroquíes pasaron en 29:42 por el décimo kilómetro. El Jaafari amasó su ataque en las calles más reviradas del circuito. En el límite entre Valencia y el término de Alboraya. Allí dio la última vuelta de tuerca para entrar ya en solitario en el paseo marítimo, donde le esperaban centenares de valencianos dispuestos a disfrutar de una mañana que sería primaveral. Y al fondo, el triunfo.

El Jaafari pasó junto a corredores populares que habían madrugado menos que él para hacer su tirada junto a la playa. Al lado de camareros que colocaban carteles de reclamo para los chiringuitos donde trabajan. De un matrimonio que paseaba junto a su hijo, que está aprendiendo a ir en bicicleta, y el perro. «¡Madre mía, como va! Voy a hacer como que corro!», le comentó una joven runner a su pareja mientras empezaba a trotar.

El africano, un obrero del atletismo, paladeó su victoria. Le ha costado tres años alzar los brazos en un marco idílico. «Venía muy fuerte. Había entrenado en Lleida y este es un trazado perfecto, llano y al nivel del mar, pero en el deporte nunca lo sabes», comentó El Jaafari después de subir al podio. «La verdad, tenía muchas ganas de vencer aquí. Ahora volveré a entrenar fuerte durante tres semanas y luego, ya veremos. Quizás corra algún medio maratón», indicó el vencedor.

Detrás de la batalla de los favoritos, corrieron miles de atletas, cada uno con sus objetivos. Se vieron innumerables escenas de euforia. Como la ganadora femenina, Cydney Seigerman, una estadounidense afincada en Madrid a quien entrena el valenciano Jesús Lagos. «Ahora mismo estoy compaginando mis estudios de teatro y el atletismo. Me quiero preparar para correr 1.500 en pista», indicó la norteamericana de 26 años: «Me encanta Valencia y desde hace tiempo quería correr por aquí. El clima es perfecto y me ha gustado mucho la carrera».

Su victoria, en 58:10, coincidió con uno de esos momentos entrañables que se viven en las carreras. Una oleada de corredores vestidos de amarillo. Eran alrededor de 15 miembros del Redolat Team, que brincaron cuando pasaron por debajo del arco. «Íbamos a salir a rodar, pero al final hemos decidido venir a la 15K Valencia Abierta al Mar porque aquí se vive un gran ambiente», indicó uno de ellos. Estaban felices, como Jorge, miembro del Levántate y corre, un club mucho menos numeroso: «Lo ha creado mi hermana y de momento somos tres».

Él y todos los que alcanzaron la meta recibieron los aplausos y gestos de admiración de muchos ciudadanos que a media mañana ya paseaban por la playa. «Sólo de verlos ya me duelen los riñones», comentó uno de ellos. La prueba contó con casi 6.000 inscritos. Miles de triunfadores. Como Eugenia, la última en llegar, en 2:03. «Yo soy corredora habitual, pero no he podido entrenar por circunstancias personales», indicó mientras devolvía la sonrisa a su hijo. Ya estaba planeando su siguiente reto.