El ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, defendió en Málaga que sin la reforma energética del Gobierno el recibo eléctrico «sería ahora un 42 por ciento más caro». El responsable de economía del PP aseguró que con las medidas previstas «trabajamos para reducir sustancialmente costes», algo que situó en 2020 para empresas y familias entre un 5 y un 10 por ciento, aunque «hay grupos que dicen que no hagamos esa rebaja y digo yo que algún favor les deberán desde el sector». Una situación que confrontó con la de las empresas exportadoras, «que no vienen a pedir nada a mi despacho porque bastante tienen con competir». El triple ámbito de su papel en el Gobierno le dio pie a Nadal hablar de la energía como factor fundamental en la competitividad –«cada euro de más en energía es un euro de menos en salarios o innovación en las empresas», argumentó– y también de otros asuntos como las pensiones o incluso dejar abierta su presencia en las quinielas sobre el relevo de Luis de Guindos en Economía con un «siempre en política se está a lo que se decida».

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El ministro agradeció en el desayuno- coloquio organizado por SUR la oportunidad de reflexionar «más allá del medio minuto en televisión o del minuto en radio» y compartió mensajes que se movieron en torno a las cuestiones de actualidad que le plantearon los asistentes a través del director de SUR, Manuel Castillo, y que procuró vincular con la tesis de su conferencia: la economía española como «una historia de éxito» desde mediados del siglo XX. Para seguir en esa línea de progreso en el futuro, Nadal aportó un gran caudal de datos sobre el nuevo perfil exportador de España, «una economía avanzada y la séptima economía del mundo, pero lamentó que pese al potencial de formación e infraestructuras digitales «falte foco social, político y mediático ante la revolución digital en la que la forma en que el país forme parte» marcará el futuro de todos los sectores y de la educación desde los niveles infantiles. Defendió que el éxito económico se debe «al esfuerzo de las dos últimas generaciones a las que nadie ha regalado nada» y mostró su preocupación por que el debate político esté «en un 90 por ciento centrado en el reparto y distribución de rentas y no en cómo generar más actividad económica y empleo, en producir y vender más al mundo», las claves en su opinión del éxito económico. En este contexto situó la pregunta el futuro de las pensiones, «un tema de moda que dependerá sobre todo de cuánto vamos a crecer».

El responsable de economía del partido en el Gobierno explicó las líneas estratégicas que España debe proponerse en los tres ámbitos de su competencia –Energía, Turismo y digitalización– para continuar con su historia de éxito. Sostuvo su optimismo con un recorrido al último medio siglo que ha permitido al país, partiendo de una situación de «pobres de solemnidad y analfabetismo» en los años 50, a situarse en el grupo de países en el nivel medio de la Unión Europea. «Si hubiera sido una carrera en los últimos 50 años, somos uno de los corredores que nos hemos acercado al grupo de cabeza a mayor velocidad», dijo en la búsqueda de un simil deportivo que remató con la idea de que España debe aspirar a estar entre líderes como Suecia, Dinamarca y Alemania. «No estaría en política sin ambición de estar no sólo en la media de Europa, sino entre los países en cabeza», justificó su labor. Explicó que España está entre las economías más competitivas «gracias a la exportación de bienes y servicios que el resto del mundo quiere y compra». Destacó que los bienes de equipo están a la cabeza de las ventas al exterior y que en servicios, sobresalen ya incluso por encima del turismo los servicios de consultoría, ingeniería, financieros, marketing y logística.

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En su intervención en el foro organizado por SURy patrocinado por la Fundación Cajasol, Nadal valoró las diferentes reformas del Gobierno del PP desde 2011 –en especial la laboral y la energética– y sostuvo que el precio de la electricidad bajará entre un 5 y un 10 por ciento a partir de 2020 gracias entre otras medidas, a la congelación de precios regulados en cuanto a primas y distribución, precios del gas y a la mejora de la financiación del déficit tarifario que repercute anualmente en el recibo en unos 10.000 millones. Nadal, que rechazó en el coloquio suprimir el impuesto sobre la electricidad «porque a cambio habría que ir a otra mala idea en fiscalidad indirecta», dijo tras calificar de «desastre» la política energética de «sólo dos años y medio» que aplicó Zapatero con las primas a las renovables. «Sin la reforma del mercado eléctrico, el precio de la luz habría subido un 42 por ciento, pero esa reforma es de las que mejor han salido y de las que menor rédito político tienen», se lamentó. Nadal aseguró que ante el precio de la energía, «el Gobierno está del lado de los puestos de trabajo y del futuro de las empresas por lo que a cualquier medida que suponga costes decimos no».