• Cuatro empresas muestran sus iniciativas en el área de investigación para cumplir con los retos medioambientales

El calentamiento global es una realidad que hoy en día nadie discute. Por eso, desde el sector de la agricultura y la ganadería se está trabajando en investigación y desarrollo de técnicas de trabajo que contribuyan a salvaguardar el planeta. Los representantes de las cuatro cooperativas participantes en la mesa de debate de las VIII Jornadas de Cooperativismo Agrario de El Norte de Castilla, compartieron con los presentes los frutos de esos esfuerzos.

Para New Holland, líder de maquinaria agrícola, la reciente presentación en Illinois (EEUU) del segundo prototipo de tractor de metano se ha convertido en una garantía de éxito en la lucha contra el cambio climático. «Si tenemos maquinaria que consume metano también seremos capaces de reducir las emisiones. La combustión de metano es extraordinariamente limpia», explicó Ricardo Angelini, director general de la firma en España.

En la misma línea, se pronunció Sebastián Andrés, técnico de Cobadu.«Actuar sobre el cambio climático requiere, además de la actuación de empresa y administración, un cambio en la actitud personal de todos», afirmó. Cobadu trabaja en el asesoramiento de la siembra directa para reducir el uso de combustible.

En el caso de Agropal, su director general, César Reales, explicó: «Desde nuestra cooperativa siempre intentamos ahorrar y contribuir a mejorar el medio ambiente». La puesta en marcha de un proyecto de caldera de biomasa que funciona con pellets de paja de cereal «ha sido un proceso estratégico con la finalidad de mejorar el medio ambiente.

La remolacha fija CO2

Por su parte, el presidente de Acor, Carlos Rico, compartió un estudio que habían realizado los técnicos del servicio agronómico de la cooperativa en el que se demuestra que «la remolacha ha demostrado haber hecho una buena gestión medioambiental». Habló de «una fijación de CO2 14 veces mayor que un pinar típico de la zona» y puso como ejemplo una parcela de 50 hectáreas en la que se pueden fijar 900 toneladas de CO2 al año, según el resultado de sus investigaciones.