El Rey puso como ejemplo «del espíritu de la mejor España» al fundador de ABC, Torcuato Luca de Tena, quien hace cien años instituyó el premio Mariano de Cavia en homenaje a un periodista que escribía en el diario de la competencia, «El Imparcial». «Recuerdo hoy aquella historia porque nos muestra el mejor de los talantes –dijo el Rey–, la España más luminosa, la de las mentes abiertas, la tolerancia, la capacidad de tender lazos y reconocer las bondades y logros ajenos». «Un espíritu de concordia bajo el que nuestro país ha escrito sus mejores páginas y del que nunca deberíamos desviarnos», añadió.
Don Felipe hizo estas reflexiones en la Casa de ABC, donde entregó los premios Mariano de Cavia, creados hace un siglo como «un título de nobleza periodística» y que hoy son los galardones con más solera y prestigio del periodismo en español. La 99 edición contó con el patrocinio de Unicaja Banco y la colaboración de Abertis.
El Monarca defendió los grandes diarios «más que centenarios», como ABC, que constituyen «columnas de civilización», y agregó: «Los periódicos continúan marcando el guión del debate público y sus exclusivas suponen importantes aldabonazos, y lo digo esta noche aquí en ABC, que se distingue con informaciones relevantes que ensanchan y oxigenan el debate público». Tras felicitar a los premiados, el Rey concluyó: «El reloj del buen periodismo nunca se para, y menos en esta Casa de ABC». La de anoche fue la décima ocasión en la que Don Felipe entregó estos premios, que recogieron el catedrático de Filosofía y columnista de ABC Gabriel Albiac (Mariano de Cavia), por su Tercera «Las Ramblas, a lo lejos»; el empresario dominicano de origen español José Luis Corripio (Luca de Tena), por su compromiso con la excelencia periodística, y el humorista gráfico de ABC José María Nieto (Mingote) por la viñeta «Que levanten la mano los hijos de la Guardia Civil».
A su llegada a ABC, los Reyes fueron recibidos a pie de coche por la presidenta-editora de ABC, Catalina Luca de Tena; el presidente de Vocento, Ignacio Ybarra, y el director de ABC, Bieito Rubido. Dentro del edificio les aguardaban la ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño; el embajador de la República Dominicana, Olivo Rodríguez Huertas; el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida; el consejero delegado de Vocento, Luis Enríquez; el presidente de Unicaja Banco, Manuel Azuaga; el presidente del jurado, Íñigo Méndez de Vigo, y los tres premiados.
Todos ellos pasaron al Patio Andaluz y, tras los saludos del resto de los invitados, se dirigieron a la Biblioteca, donde se sirvió la cena. Allí Catalina Luca de Tena tomó la palabra para defender la libertad, «el mayor patrimonio que un medio de comunicación puede ambicionar». «Hacemos periodismo porque somos libres», dijo. En unos momentos especialmente turbulentos, reconoció «en nombre todos los que hacemos ABC, el impagable servicio que la Corona realiza para que los españoles nos sintamos unidos» en la defensa de la libertad.
Al contrario de lo que suelen decir los presidentes de los jurados, Íñigo Méndez de Vigo sorprendió a los asistentes cuando afirmó que el jurado de los premios «ha tenido una tarea fácil» porque «los tres premiados eran incontestables» y porque, parafraseó a Oscar Wilde, «en la buena sociedad, todo el mundo está de acuerdo».
La noche de la libertad
Tras recibir su «título de nobleza periodística», Gabriel Albiac habló de su niñez, cuando contrajo «la enfermedad de la filosofía», del «torrente del tiempo», del hombre que busca en la escritura «ser libre» y de su encuentro con ABC, «el lugar en donde hacer lo único que siempre quise: escribir».
José Luis Corripio relató la historia de su padre, que con trece años emigró desde una aldea asturiana a República Dominicana, en tercera clase «porque no había cuarta», y creó las bases de «nuestro grupo empresarial», integrado por cuatro periódicos, tres canales de televisión y tres emisoras de radio. Habló de «los cambios al galope» que vive el periodismo y se declaró convencido de que «esta delicada etapa» se superará con los principios inmutables de la libertad, independencia, honestidad y respeto por la verdad.
José María Nieto reivindicó el humor después de que «unos avinagrados censores de climas helados casi nos han convencido de que la broma ofende, de que la risa ultraja y de que la simple alusión metafórica agrede, en triste acuerdo con esos otros predicadores de climas sofocantes, para los que el dibujo escandaliza, humilla y blasfema».
Tras la Cena de los Cavia, que reunió a destacadas personalidades del mundo de la política, la cultura, la empresa y el periodismo, Catalina Luca de Tena cerró el acto con el tradicional brindis «¡Por el Rey!».