- El tiempo respetó a los más de 400 participantes que tomaron la salida en una edición de récord
Eran las nueve de la mañana y los primeros ciclistas comenzaban a llegar a Las Mestas. El goteo de participantes fue continuo hasta las 9.30 horas cuando el pelotón se agrupó para realizar el tradicional corte de la cinta que dio el pistoletazo de salida a una de las más prestigiosas marchas cicloturistas de Asturias, organizada por el club Buenavista en colaboración con EL COMERCIO y que contó con el patrocinio de la Caja Rural de Asturias,Coca Cola, Fruasa, Central Lechera Asturiana y el Restaurante el Pinal.
Los primeros kilómetros sirvieron para disfrutar de la ciudad y calentar las piernas antes de que los participantes se dirigieran a las primeras rampas de un recorrido variado y al mismo tiempo exigente.
La subida del Infanzón estiró el grupo y dejó a más de uno con la palabra en la boca ante la fatiga que produjo en algún que otro participante la primera pendiente del trayecto. Para los que completaron el trayecto corto (66 kilómetros), aún les quedaba sudar la gota gorda en las rampas del camino de Playa España. Un tramo que superaron todos los participantes antes de dirigirse al avituallamiento.
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El descanso sirvió para reagrupar al pelotón. La mayoría de los ciclistas contaban sus vivencias de los primeros kilómetros de la prueba, aunque muchos ya estaban pensando en lo que tenían por delante.La Fumarea fue el primer plato fuerte de una mañana en la que la lluvia tan solo hizo acto de presencia antes de que se iniciara la prueba. El cielo dio tregua a un pelotón que vivió sus primeros piques en los nuev kilómetros de subida de La Fumarea.
Las duras rampas sirvieron para conocer el nivel de cada uno de los inscritos porque todos se exigieron el máximo ante la prueba del cronómetro. Una vez que se coronó, el grupo comenzó el descenso para tomar el camino hacia San Martín de Huerces donde también se cronometraron las subidas. Con cerca de un centenar de kilómetros encima de la bicicleta, algunos optaron por tomar el camino más corto y dejaron la subida para otra ocasión. Pero no fueron pocos los que no quisieron dejar pasar la oportunidad de acumular más desnivel en sus piernas e hicieron frente a San Martín de Huerces.
Las caras de sufrimiento reflejaban la dureza de las rampas más duras de la prueba. Finalmente el esfuerzo tuvo su recompensa con el almuerzo que organizó después de la llegada la grupeta Buenavista.
Una vez superadas las primeras rampas de la mañana, el grupo puso rumbo hacia el restaurante El Pinal, donde se reagruparon todos los participantes para reponer fuerzas. Allí los ciclistas inscritos al trayecto corto regresaron al complejo deportivo de Las Mestas, mientras que el resto del pelotón ascendió el Curbiellu antes de enfrentarse a la primera gran subida de la prueba.
La Fumarea fue uno de los grandes alicientes para los más exigentes. Por primera vez, se cronometraron los nueve kilómetros de subida. En ellos se vió qué participantes estaban más fuertes dentro de los más de 400 que se habían apuntado a la cita. Tras las primeras rampas con cierto porcentaje, el grupo puso rumbo hacia San Martín de Huerces. Fue la segunda zona en la que se cronometraron a los ciclistas que se habían apuntado al recorrido largo de 104 kilómetros.
A los pies de la subida, los inscritos al trayecto de 99 kilómetros tomaron el camino hacia Mareo para esperar a los deportistas que probaron sus fuerzas en la dura subida de Huerces.