• Expertos de varios ámbitos debaten en una mesa redonda organizada por HOY las opciones de mejora del sector gracias a las nuevas tecnologías

Invertir en innovación para competir, diferenciar nuestro producto y crecer. Los avances tecnológicos aplicados al sector agroalimentario tiene esas virtudes pero todavía está en pañales en Extremadura, una de las grandes despensas del país. Se va ganando terreno pero la inversión en innovación es todavía escasa en la región.

Esa es una de las conclusiones de la mesa redonda organizada por el Diario HOY y patrocinada por Ibercaja esta semana en la que han debatidos representantes cualificados del sector productor extremeño, la Junta, las entidades financieras y empresas de ingeniería y consultorías. Moderada por el profesor Joaquín Aguirre, director del programa máster del Instituto Internacional San Telmo, las instalaciones del periódico acogieron este martes este foro en el que se expuso la situación real de la innovación asociada al mundo agrario y a la cadena de valor que genera la comercialización de sus productos.

«Hay una escasa transferencia de conocimiento al sector agrario pero estamos cambiando las tornas. Estamos hablando cada vez más de cooperación entre empresas tecnologías y empresas agrarias», adelantó Jesús Alonso, secretario general de Ciencia, Tecnología e Innovación de Junta de Extremadura.

«En Extremadura se están haciendo bien las cosas en el terreno de la transferencia de conocimientos para mejorar el sector aunque queda bastante camino para seguir innovando. Pero es fundamental seguir por ese camino. Nuestro caballo de batalla es fuera de Europa. Llegar a esos mercados. Y eso requiere de una especialización muy grande», agregó en su primera intervención José María Naranjo, director de ventas y marketing de Tany Nature, una de las principales industrias agroalimentarias de España. José María es uno de los hijos de Atanasio Naranjo, fundador de la empresa, un gigante en cuanto a comercialización e innovación de la fruta de hueso en España.

Tany Nature vende más 50 millones de kilos de fruta al año y tiene una capacidad de manipulación de 850 toneladas diarias, Tany ha sido, por ejemplo, la primera empresa del sector de la fruta de hueso en llegar a China. Para Carlos Arce, consejero delegado de Vector Arram Extremadura, la innovación es «imprescindible. Podemos pensar si es cara y para algunos lo será aunque hay beneficios fiscales que muchos no conocen, pero luego hablaremos de cómo desarrollarla (productos, mercados, ideas)». Vector Arram está integrada en el Grupo Arram, referente en el diseño, gestión y ejecución de proyectos industriales.

Arce expresó en el foro de HOY que la empresa extremeña «está de espaldas a los centros de investigación y los centros también se han estado mirando al ombligo, pendientes más de publicar estudios que atendiendo propuestas de empresas. La Administración debe estar ahí. Tenemos que cambiar».

En cambio, para Jesús Carlos Tejedor, responsable del sector agroalimentario de Ibercaja, el primer mensaje es que la innovación no es cara. «Es apasionante y estamos dispuestos a conseguir financiación para que las empresas agroalimentarias desarrollen esa innovación», definió.

Ibercaja fue pionera en la creación de la escuela de capacitación agraria situada en Cogullada (Zaragoza). «Invertir es investigar», enfatizó Tejedor en el debate.

La mesa redonda organizada por HOY partió de la base de las virtudes y las carencias que afectan a los profesionales agrarios en Extremadura. En el primer capítulo se incluyó la calidad de nuestras producciones. «Extremadura produce sabor y calidad. Eso es evidente. Nos falta conocer mejor al cliente. Los demás inconvenientes (transporte de nuestros productos, precios…) son aspectos que por supuesto hay que solucionarlos porque lastran nuestro presente y futuro pero lo principal es la calidad», definió Naranjo.

El representante de Tany Nature añadió que la aplicación de la innovación a la agricultura ayuda. «Queda mucho por innovar, sí, pero somos los que más innovamos en genética y promovemos variedades nuevas. Y es clave en los mercados».

«Hay que ir a la calidad pero uno de los problemas que nos encontramos es el de envejecimiento de la población y el del abandono de gente de las zonas rurales», terció sobre este aspecto el responsable de la Junta. Aspectos normativos como el impuesto de sucesiones, incidió Naranjo, «complican también mucho la transmisión de negocios o empresas agrarias».

Cooperación imprescindible

Para Jesús Alonso, «hay que cambiar algunas mentalidades respecto a la innovación. En este país es difícil financiar lo intangible como la innovación». «Hay que diferenciarnos. Hacer esta diferenciación es determinante para colocar nuestro producto. Hasta ahora solo producíamos para el mercado europeo. Sería bueno pedir una mayor implicación de las empresas en innovación», concluyó el secretario general de Ciencia, quien percibe un mayor apoyo de la Universidad de Extremadura (UEx) en este terreno.

Con todo, expuso que hay una oportunidad para desarrollar la industria tecnológica. «Para eso se necesita formación y creación de empresas de base tecnológica en base a la ingeniería. Es algo que no tenemos. Todos los años se nos van un montón de ingenieros fuera. Vamos a hacer un esfuerzo por desarrollar empresas tecnológicas».

Alonso alabó la labor del Parque Científico y Tecnológico, abierto en 2009 y con sedes en Badajoz y Cáceres. «Es bueno pero nos queda todo por desarrollar. Debe haber cooperación entre la UEx, centros de investigación y empresas», afirmó el representante del Gobierno autonómico.

En el debate surgió que la innovación es un concepto general que no se refiere en exclusiva a las mejoras tecnológicas en los procesos de producción. «Cuando hablamos de innovación hablamos también de innovación en los mercados. Y uno de nuestros problemas es la dimensión. Tanto las empresas como la estructura agraria en general está muy atomizada», señaló el consejero delegado de Vector Arram.

Carlos Arce echó en falta que se facilite la creación de empresas de servicios que ayuden a los agricultores. «No pueden hacerlo todo. Eso hay que inculcarlo a cooperativas y sociedades agrarias, bien implantadas y que vienen bien para desarrollar nuestro sector», expresó.

«Lo más complicado es siempre la aversión al cambio. Ese cambio lo tiene que incorporar el agricultor para optimizar la producción. Ese salto todavía se da poco en algunos agricultores y cuando estos lo practican sirven como palanca, como impulso, para que sirvan de referencia y otros lo hagan», finalizó Arce.

El responsable de Ibercaja ahondó en el mensaje de cambiar de filosofía en el sector agroalimentario. «La industria 4.0 (la que auspicia una nueva revolución industrial con las nuevas tecnologías como impulsoras) y la transformación digital también le afecta. Tenemos que ser capaces de buscar nuestro ciclo en el mercado. Diferenciarnos y lograr diferencia competitiva», dijo Jesús Carlos Tejedor.

Robótica y trazabilidad

«Cada industria tiene su propio ADN. Lo más importante es que nuestro patrón de calidad no se discute. Nuestro ADN es la exportación y nuestro primer error fue pensar que todo el mercado es igual», habló José María Naranjo antes de abordar como asunto a debatir los beneficios en cuanto a generación (o pérdida) de mano de obra que conlleva la aplicación de la innovación en el ámbito agroalimentario.

Arce sostuvo que aunque en un principio se pueda dar «cierta pérdida de mano de obra, a la larga se crea más y cualificada» y remachó que el empleo que surge por la innovación «debe ser sostenible y duradero, a diferencia del modelo de ahora» y que incorporar la robótica a lo agroalimentaria es positivo.

«No vamos a sustituir a ningún operario por un robot. Eso está claro. Hay tareas que solo pueden hacerlas bien una persona. Pero sí hay que aprovechar todo lo que sirva para mejorar en nuestro sector. Y la ingeniería robótica nos garantiza una ayuda para que los empleados desarrollen mejor su trabajo», recalcó José María Naranjo.

Un último aspecto que se abordó fue aprovechar la innovación para ganar conocimientos en cuanto a la trazabilidad del producto. «Los consumidores tienen muchas ganas de que le demos información. Y al vez falta mucha formación sobre qué comer», dijo José María Naranjo. Tejedor, de Ibercaja, finalizó que las administraciones deben ser más rigurosas con la trazabilidad agroalimentaria.