Ante una sala que estaba llena un cuarto de hora antes de empezar ha hablado la escritora María Dueñas de su última novela «Las hijas del Capitán», que ha presentado en el Foro Cultural de ABC Córdoba. Una multitudinaria presencia de lectores ha acudido a escucharla en la inauguración de la nueva temporada de esta cita, que patrocina la Fundación Cajasur y que se ha celebrado en la sala de la entidad en Gran Capitán.

La conversación de María Dueñas con el también escritor José Calvo Poyato giró en torno al eje de la novela, que son los emigrantes españoles en Nueva York en las primeras décadas del siglo XX, y que fueron «entre 30.000 y 40.000». Para escribir la historia de las hermanas Victoria, Mona y Luz ha hablado con muchas mujeres que vivieron aquel momento, o con sus hijos, y también ha recurrido a su experiencia. «Yo he sido también trasterrada como ellos, porque he pasado apuros si no me entienden, o si no sé pedir algo», ha relatado.

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María Dueñas ha descrito aquella ciudad de Nueva York de 1936, el año en que empieza la acción, y ha contado cómo los españoles «no iban buscando el sueño americano de vivir allí y hacerse ricos, sino que querían volver a su tierra, y para eso se deslomaban trabajando». Ha hablado de la red de ayuda que se tejía entre unos y otros para los que llegaban nuevos y de cómo «los españoles mantienen su esencia y se abren a un mundo nuevo».

Con cuidado para no desvelar demasiado de «Las hijas del Capitán», que publica la editorial Planeta, ha desfilado la historia de la familia malagueña, que encuentra a personajes ficticios y otros reales, como Alfonso de Borbón, hijo mayor de Alfonso XIII, que renunció a sus derechos al trono para casarse con una mujer cubana, y cuya historia relató con el interés de lo que le pareció apasionante.

También en esa colonia donde la gente se ayuda y donde tienen incluso un periódico que les informa de las novedades había tensiones que prefiguraban lo que sucedía en España mientras tanto: la Guerra Civil que partía al país en dos. «Muchos de ellos tenían conciencia de proletarios, pero también hay monárquicos que se habían ido con la República, y por eso tuvieron problemas y muchos se comprometieron», según la autora de «El tiempo entre costuras».