Cinco minutos más tarde aparece
Nora Formariz, de 8 años, con su madre dispuestas a elaborar unas deliciosas albóndigas de berenjena. El ambiente se va animando.
Los fogones empiezana a lucir sus primeras llamaradas, el agua hirviendo empieza a chapotear, los cuchillos golpean con firmeza sobre las tablas de madera al cortar las cebollas, el ajo…
Pero, aún huele a nervios.
Siguen llegando finalistas. Ahora es el turno de Enrique de los Ríos, de 11 años, que es la tercera vez que participa en Supersanos y conoce la dinámica a seguir pero, a pesar de su experiencia, parece algo tenso. En esta ocasión, va a realizar una hamburguesa de bacalao en pan nube.
Finalmente, y acompañados por su padre, hacen su aparición Gonzalo y Blanca Cánovas del Castillo, que se han hecho llamar como equipo «hermasanos», y van a cocinar una crema de calabacín con queso de cabra.
El silencio y el tono gris inicial han desaparecido. La cocina ha cobrado vida. Los doce concursantes con sus delantales verdes se mueven con rapidez de un lado a otro intentando tener todo controlado: «¿me pasas una sartén más grande? No, esa no, una más grande», «Chef, ¿dónde hay un cuchillo más fino?», «¿las cáscaras las tiramos aquí?», «mamá, ¿parto más pimientos?», «por favor, dame dos tomates más»
Tienen una hora para dejar sus platos terminados y presentárselos al jurado, que hace su aparición en la cocina de forma repentina y observa algunos de los procesos que están realizando los finalistas. Benjamín Lana, crítico gastronómico, vicepresidente de Madrid Fusión y director general Editorial de Medios Regionales y Revistas de Vocento; Erwan Poudoulec, director técnico de Le Cordon Bleu Madrid; y Fernando Lázaro, subdirector de calidad y promoción Alimentaria en Itacyl-Tierra de Sabor, compañía que ha patrocinado este concurso.
Poco a poco, la tensión y el olor a nervios dan paso a un aroma de calabacín, cebolla, ajos, carne guisada… Todo marcha a buen ritmo bajo la atenta mirada del jurado. Los minutos pasan y el chef advierte: «¡vamos, vamos, nadie parado, somos máquinas y no hay minutos que perder».
De esta manera se cumple el tiempo para la primera familia que entró a cocinar. Dando sus últimos retoques a la presentación del plato, Pilar Jiménez de Haro lo coloca sobre un carrito. Lo empuja por un pasillo hasta llegar a una sala donde los tres miembros del jurado esperan sentados en una mesa dispuestos a realizar su primera cata del día. Pilar les explica su propuesta y responde a las preguntas de los profesionales tímidamente.
Se disponen a probarlo. Expectación y tenso silencio en la sala mientras cogen sus cubiertos e introducen en su boca una pequeña porción de los espaguetis con calabacín. La saborean y… «¡ummm!, realmente está muy bien sazonado, la textura es correcta, la mezcla de sabores muy acertada… Enhorabuena, habéis hecho un muy buen trabajo», aseguran.
La pequeña Pilar, da las gracias y se sienta aliviada junto al resto de familiares de los concursantes. Poco a poco, en intervalos de cinco minutos, van llegando los siguientes concursantes y el jurado procede del mismo modo a probar cada propuesta candidata. Todos los platos llegan perfectamente presentados. A pesar de los nervios, todos han logrado finalizarlos y con éxito, porque el jurado trasnmite a todos ellos su felicitación por el resultado.
Finalizada la cata, los nervios vueleven a estar a flor de piel. El jurado se reúne en privado para deliberar cuál es el plato ganador de esta III edición. No lo tiene nada fácil, puesto que reconocen que el nivel de las candidaturas es muy alto.
Llegó el momento. Todos los concursantes y los familiares que les acompañan se reúnen en la misma sala. «Y, el ganador de la tercera edición de Supersanos es… ¡Pilar Jiménez de Haro con su plato espaguetis de calabacín con pisto y albóndigas!».
Aplausos y más aplausos de todos los participantes, grandes y menudos, besos y palabras de reconocimiento entre unos y otros. Pilar recibe, aun sin creérselo, su merecido premio: un viaje de cinco días a Canarias con su familia —con vuelos y alojamiento en pensión completa— y un curso de cocina familiar en Le Cordon Bleu.
El resto de participantes tampoco se marcha con las manos vacías. Tierra de Sabor les ha preparado un estupendo lote de productos para disfrutar y celebrar su participación en el concurso.
De esta forma se da por concluida esta III edición de Supersanos, con la satisfacción, un año más, de haber cumplido con su objetivo: crear un espacio en el que padres e hijos se diviertan juntos compartiendo un tiempo de calidad en el que los niños aprenden hábitos saludables para su vida futura. Empieza la cuenta atrás para la IV edición.