Tras las exitosas jornadas celebradas el año pasado en la ciudad de Medellín, en esta ocasión Bogotá tomó el relevo los días 12 y 13 de diciembre. Una intensa agenda dedicada a abordar el presente y el futuro del idioma compartido por más de 550 millones de personas. Gracias a la alianza entre Vocento y el prestigioso grupo de comunicación colombiano Semana, durante las jornadas se estudió tanto la dimensión económica como cultural de la lengua nacida en La Rioja. También se analizaron diferentes proyectos que gestionan ese legado compartido así como la transformación digital de las ciudades, que completan un programa capaz de reunir a destacadas personalidades de ambos lados del Atlántico.

Juan Carlos Jiménez, profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Alcalá, codirector del proyecto “Valor económico del español” de la Fundación Telefónica fue el encargado de la cuestión económica del idioma y lo hizo recurriendo a la metáfora del diamante: no nos podemos quedar con una única de sus caras, por muy intensa que sea, hay que analizarlo en su conjunto. Asignar una única cifra a un idioma que comparten más de 550 millones de hablantes es quedarse con solo una de las caras del diamante.

“Generan el 16% del PIB; la industrias culturales vinculadas al idioma es el 3% de ese PIB; multiplica hasta por cuatro las transacciones comerciales; reduce los costes de transacción, ayudan al proceso de internacionalización…”. Pero el idioma debe reforzar su posición, explicó Jiménez. Así abogó por conseguir que sea una segunda lengua a nivel global, desarrollar una política de promoción conjunta, no temer al bilingüismo, mejorar la enseñanza del español para extranjeros y reforzar el idioma como lengua diplomática, de creación y comunicación y de cultura. “El español ha sido una muleta para nuestros países pero hay que convertirlo en una pértiga”. En ese punto y en diálogo con Carlos Enrique Rodríguez, director de la revista Dinero (Grupo Semana) destacó la importancia de la calidad institucional. “Es fundamental la confianza en las instituciones, algo que es incompatible con la corrupción. Allí donde hay corrupción no hay confianza ni seguridad jurídica. Cuánto más valdría si nuestros países tuvieran mejor calidad institucional”.

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Así, con el español “como una lengua americana”, con el potencial económico de la población hispana en Estados Unidos como futuro mercado que deparará “un nuevo escenario económico que mirará hacia el Pacífico”, Jiménez abogó por fortalecer las relaciones entre los países latinoamericanos a partir del lenguaje compartido. “Iberoamérica ha fallado al intentar convertir el español en una moneda única… y no ha sido por culpa del idioma”. Algo que en su momento, funcionó, recordó Alfonso Gómez, presidente de Telefónica en Colombia: “Cuando nos vimos obligados a abrirnos a mercados exteriores, el idioma hizo que el primer posicionamiento internacional se dirigiera hacia Iberoamérica”.

Esa fuerza actual del español en el contexto global nació, recordó Leonor González Menorca, consejera de Desarrollo Económico e Innovación del Gobierno de La Rioja, en los monasterios de San Millán. “Allí está el origen del español, en la glosa emilianense 89 del Códice 60 aparece el primer texto en español”, defendió antes de recordar que se acaban de cumplir el vigésimo aniversario de la declaración de los monasterios de San Millán como Patrimonio de la Humanidad. “Conociendo el origen del español seremos capaces de dar mayor valor al futuro del idioma”.

Y en ese futuro juegan un papel importante las diferentes entidades que gestionan legados vinculados al idioma. Un ejemplo, la Fundación San Millán. Su coordinadora, Almudena Martínez, explicó que su trabajo se centra en “salvaguardar los documentos históricos y en la propia lengua. Sabíamos que teníamos que hacer filología, especializarnos en la investigación del español”. Y esa función se desarrolla a través del Centro Internacional de Investigación de la Lengua Española (Cilengua).

Por su parte, Jaime Abello, presidente de la Fundación Gabriel García Márquez, habló del legado “en movimiento” del Nobel colombiano en el que trabajan para que se convierta “en inspirador de futuras generaciones”. “Trabajamos en la apropiación social del legado de Gabo, convertirlo en un activo de desarrollo social”, explicó.

Antes de que Diego Nuño, consejero cultural de la embajada de España en Colombia, abundara en la necesidad de recuperar la imagen cultural de España en América Latina y de anunciar una próxima acción cultura con ese fin, Daniel Samper Pizano, miembro de la Academia Colombiana de la Lengua, ofreció el discurso más crítico con la situación actual del idioma. “Con la globalización se ha extendido la idea de que la lengua inglesa es eficaz, moderna y dispensadora de estatus social y que el español es viejo, mal vendedor y que solo vale para la literatura”. Una teoría que trasladó a la realidad diaria en las calles de cualquier ciudad hispanohablante repleta de mensajes en inglés.

Los territorios inteligentes hablan en español

El futuro de las ciudades también estuvo presente ayer en Bogotá. Alberto Bernal, responsable de Smart Cities de Indra, presentó cómo serán esas futuras ciudades en la que “se aplica la tecnología para facilitar la vida de las personas y abordar los grandes retos”. Y ese proceso, netamente tecnológico, también habla español. “Dentro de la transformación digital de los territorios el liderazgo en esa gestión inteligente es español, habla en español gracias a la colaboración entre las empresas privadas, los organismo públicos y los propios ciudadanos”.

Bernal, que mostró a los asistentes como se gestionan esos territorios inteligentes con ejemplos prácticos vinculados al tráfico, la contaminación, los sistemas de riego inteligentes, entre otros, también explicó “las grandes posibilidades de desarrollo económico y de creación de empleos del sector” destacando, entre otros, el proyecto Logroño Inteligente, “que es un referente a nivel global”.

Miguel Ángel Ordóñez, Director de Ingeniería de Sacyr Construcción Colombia, también hizo hincapié en la necesidad de afrontar esos nuevos retos en un escenario “en el que las ciudades atraen a más de la mitad de la población del mundo”. Ante esa realidad, dijo, “el reto es que la ciudad acoja de verdad al ciudadano, con comodidad”.

En lo que ambos coincidieron fue en la necesidad de incluir en esa gestión inteligente aspectos de responsabilidad social que abordan desde cuestiones relativas a la inclusión como las vinculadas al medio ambiente. En esa línea, Bernal destacó los sistemas de gestión del aparcamiento en las ciudades, “que reducen el tiempo de búsqueda de aparcamiento y la emisión de contaminantes” o los sistemas de control de llenado de contenedores, que hacen más eficaz la recogida de residuos.