- José Manuel García-Margallo. El exministro de Asuntos Exteriores reclama, para poder avanzar, importantes reformas en la Constitución, la Administración, los tributos y las pensiones
España ha salido de la crisis, el panorama económico que se vislumbra es «favorable», los tipos de interés van a subir «muy lentamente» y el déficit está encauzado. Es el escenario dibujado el pasado 25 de junio por el exministro de Asuntos Exteriores José Manuel García-Margallo en el foro Cantabria+ Global, organizado por El Diario Montañés con la colaboración del Gobierno de Cantabria y Sodercán. Un debate sobre la globalización, presentado por la periodista de El Diario Pilar González, y en el que aportaron la visión local el presidente de Textil Santanderina, Juan Parés, y el director general de Ascensores IMEM, Antonio Pérez.
Con estas perspectivas «favorables» que se presentan en el país «con una consolidación económica relativamente lograda», y en un entorno cambiante, García-Margallo apostó por abordar reformas «para hacer una España más moderna». «Hay que imaginar cómo viviremos en un mundo nuevo porque el viejo se ha terminado. Hay que aprovecharlo o España perderá una de las muchas oportunidades que hemos desperdiciado en los últimos tiempos», resolvió el presidente de la Comisión Mixta de Seguridad Nacional en el Congreso.
Para propiciar este cambio hacia una sociedad más moderna que atienda las necesidades de los ciudadanos, sugirió una serie de reformas que, lamentó, actualmente no se toman por «falta de determinación política». A su juicio, si España no aborda reformas como la de la Constitución y la Administración pública «perderá una de las muchas oportunidades históricas» en los últimos 500 años, desde que se constituyó como país.
En el encuentro celebrado en el hotel Bahía –al que asistió el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, y una amplia representación del ámbito empresarial, político y social de la región– el exministro con el anterior Gobierno de Mariano Rajoy hizo un repaso a las causas y los orígenes de la crisis que han afectado a gran parte del mundo globalizado lo que ha ocasionado «cambios muy fuertes».
Una vez superado este escollo, España, advirtió, «necesita» una reforma de la Constitución y de su Administración «muy seria» si quiere cumplir los objetivos de la Unión Europea y, al mismo tiempo, conseguir ahorrar para mantener la acción inversora del Estado en sectores importantes como la investigación y el desarrollo, sin tener que tocar los gastos sociales.
Por partes, abogó por una Administración «más ágil, más rápida y más flexible», en definitiva, con menos «burocracia», poniendo el acento en la I+D+i y el capital humano. No se olvidó de incluir la financiación de las comunidades autónomas y de la pensiones, sustituyendo las cotizaciones sociales por otra herramienta. También se debe abordar, dijo, la reforma de la Justicia que actualmente «es muy lenta».
En la cuestión impositiva, García-Margallo calificó de «desastre» el sistema tributario español, basado en principios del año 1977. Por ello, opinó que hay que abordar la reforma conjunta en el ámbito central, autonómico, local y de la Seguridad Social, porque «el bolsillo del contribuyente es uno». En la misma línea, se refirió a la necesidad de acabar con la corrupción para tener un clima moral que permita pedir a los ciudadanos los esfuerzos que son necesarios para esas reformas.
En el ámbito internacional, relató que «el mundo sigue revuelto» con cambios como la salida del Reino Unido de la Unión Europea, el rechazo de Colombia al plan de paz y el triunfo de Donald Trump en estados Unidos acometiendo una «política errática». A ello hay que unir las elecciones en Francia. Los modelos tradicionales ya no valen y citó como la causa de esta situación al «miedo de la ciudadanía a las consecuencias de la globalización».
Es por lo que consideró que la idea de globalización también ha cambiado. «El miedo a la pérdida de la identidad cultural se manifestó primero», dijo, en los países emergentes y luego en los islamistas. También este miedo es el germen, precisó Margallo, de los nuevos partidos que van en contra del poder establecido.
Así, el aumento de las desigualdades y el riesgo de pobreza han provocado los llamados movimientos de indignación, el auge de los populismos y el aumento del separatismo en Cataluña. «El rechazo al poder establecido lleva a los independentistas a romper las ataduras con España», resolvió.
Las fronteras
El mismo día en el que la Unión Europea recibió el premio Príncipe de Asturias a la Concordia 2017, García-Margallo hizo una firme defensa de la Unión, pero con modificaciones. «O serán los Estados Unidos de Europa o no serán», apuntó. Como primeros pasos, se refirió a la definición de las fronteras que implicaría «parar cualquier tipo de ampliación hasta que tengamos la casa en orden». Además, se mostró partidario de una Europa «a distintas velocidades», con un «núcleo federal en la eurozona, con vínculos confederales y un tercer círculo con reglas de vecindad más privilegiadas para Reino Unido, Turquía y probablemente para Rusia «si queremos que la UE cobre una dimensión para vivir en el mundo planetario».
El exministro resaltó que la federalización de la unión económica y monetaria debería pasar por tres fases. En la primera se inclinó por dar más poder a las instituciones europeas para vigilar que ningún país se desvía en materia de déficit y deuda, se corrigen los desequilibrios macroeconómicos y todos hacen las reformas necesarias. En un segundo plano, el de la solidaridad, «hay que vencer la resistencia de los alemanes».
A su juicio, el «salto cualitativo» sería la creación de un fondo monetario europeo que es «el punto donde nacen los Estados Unidos de Europa», y que tendría que financiarse con eurobonos. En una tercera fase, «habría que ir a una modificación de los tratados para que esos bonos, que al principio serían mancomunados, sean solidarios para tener un banco central europeo como la reserva federal».
Un mensaje positivo
Los ponentes cántabros, Juan Parés y Antonio Pérez, expusieron «un mensaje positivo» para que las empresas españolas y concretamente las cántabras puedan ser competitivas en un mundo globalizado. «El secreto es la adaptación», opinó el director de Ascensores IMEM, que añadió que «la palabra mágica para las empresas es tener una mentalidad abierta, innovadora, tener ilusión, algo de suerte e intentar hacer las cosas bien». El presidente de Textil Santanderina abogó por acuerdos multilaterales para fomentar el comercio exterior. En este punto, Margallo opinó que se aproximan «malos tiempos para los acuerdos de libre comercio».
«¿Qué se valora de las empresas españolas en el exterior»?, fue una de las preguntas a los ponentes. Margallo dijo que con la creación de la Marca España, un departamento sin presupuesto, se dio consistencia a los productos españoles «y se hizo con seriedad y no con marketing de humo». Antes de Marca España, el país estaba en el puesto 18 de valoración internacional y cuatro años después, en el 12.