¿Qué trabajador no ha pensado alguna vez que, al ritmo que evoluciona la tecnología, terminará siendo sustituido por una máquina? ¿A quién no se le ha pasado por la cabeza que habrá tareas mecánicas que en el futuro serán realizadas por robots? Son miedos humanos y comprensibles, pero también infundados. Al menos por el momento. Así de claro lo dejó Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico de BBVA Research y catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidad de Valencia, en el encuentro informativo organizado por El Norte de Castilla y BBVA en Valladolid con el título ‘Disrupción digital: una oportunidad para crecer’.
Doménech, que pronunció la ponencia central de la jornada, aseguró que, en contra de lo que imaginan muchos ciudadanos de a pie, «hoy por hoy, la revolución digital no está implicando más paro». «Más bien ocurre lo contrario», explicó. A juzgar por las estadísticas, «las economías más avanzadas en términos de automatización y digitalización son las que tienen menores tasas de desempleo». Como ejemplos, los casos de Japón y Alemania. Una visión positiva en la que sin embargo no quiso profundizar porque, como experto que es, también apuntó la posibilidad de que a países con tasas tan bajas de paro –del 3% o inferiores– «a lo mejor no les queda más remedio que seguir digitalizándose».
Rafael Doménech sí fue rotundo respecto al hecho innegable de que « el progreso técnico ha traído un fuerte aumento del bienestar social, al aumentar la renta per cápita». Recordó que en el transcurso de un siglo, desde finales del XIX, ha subido notablemente el nivel de vida, con un incremento asociado del tiempo de ocio al que se ha sumado «la mejora sin precedentes» que supone la mayor esperanza de vida, «que se ha multiplicado por más de dos».
El especialista fue tajante, asimismo, sobre la necesidad de afrontar la digitalización con más y mejor educación. «Este proceso exige gente cada vez más preparada», sentenció, «con mejores competencias y más flexibles». De ahí su preocupación por la situación de un tercio de la población adulta joven nacional –los que tienen entre 25 y 34 años de edad–, que «puede no estar suficientemente preparada para afrontar esa transformación». «Afortunadamente, Castilla y León presenta porcentajes mejores en relación a España», reconoció el catedrático y economista jefe de BBVA Research.
Doménech completó su análisis sobre los efectos de la revolución digital con una referencia imprescindible a la sostenibilidad. « Los aumentos del bienestar están sobreestimados si no tenemos en cuenta el coste del deterioro del medio ambiente y su impacto en el clima» dijo. De ahí que volviera a insistir
implícitamente en las ventajas que comportan las nuevas tecnologías ya que, «junto a las políticas, pueden facilitar la consecución de los objetivos de sostenibilidad medioambiental». O lo que es lo mismo, y desde una óptica todavía más optimista: «El aumento de la renta per cápita es compatible con una reducción de las emisiones de CO2, gracias a las nuevas tecnologías».
Más saneada y competitiva
Como es lógico a tenor del cargo que ocupa y le ocupa, Rafael Doménech dedicó buena parte de su discurso a diseccionar la situación de la economía mundial y nacional. En relación a la primera, su mensaje fue que «sigue perdiendo fuerza y las incertidumbres cada vez son más importantes», debido en gran medida al conflicto entre EEUU y China y por supuesto al Brexit, lo que limitará al 3,1% su aumento el año que viene. En el caso de España apuntó que «en 2020 la desaceleración se detendrá y pasará a una velocidad de crucero del 1,6%, que es un escenario relativamente benigno» para una economía que «ha hecho los deberes» después de la crisis, porque «está más saneada» y «es más competitiva».