Vocento y Unidad Editorial convocan la tercera edición del premio de Periodismo David Gistau. Hoy se abre el plazo para la presentación de candidaturas a este galardón que rinde homenaje al periodista madrileño y pone en valor el periodismo independiente y de calidad que encarnó.

El jurado del premio, patrocinado por Fundación ACS y Santander, valorará la calidad literaria y el valor informativo de piezas de opinión, género que Gistau desarrolló con talento. Las obras deben haber sido publicadas o emitidas en español en prensa impresa, ‘online’, radio o televisión entre el 1 de julio de 2021 y el 30 de junio de 2022. Pueden ser presentadas por el autor o autores, por la dirección del medio que las publicó y por instituciones, colectivos o personas de reconocida representatividad en el periodismo y la cultura. Podrá entregarse un único trabajo por autor y, en caso de presentarse varios de la misma autoría, prevalecerá la presentada por el creador.

Entre profesionales de prestigio del periodismo y la cultura, Vocento y Unidad Editorial seleccionarán un jurado, cuya composición se hará pública en la misma fecha en que se dé a conocer el fallo. Su veredicto será inapelable y el premio podrá ser declarado desierto.

El plazo finaliza el 22 de septiembre de 2022 a las 14.00 horas, y se hará a través de la web www.premiodavidgistau.com, donde pueden consultarse las bases y condiciones.

Ediciones anteriores

El periodista y escritor Alberto Olmos fue el ganador de la primera edición del premio de Periodismo David Gistau por el artículo ‘Cosas que los pobres deberían saber’, publicado en el diario digital ‘El Confidencial’. El jurado destacó «la ironía y la sensibilidad» de un texto «que aborda una lacra social, sin caer en sentimentalismo ni en consignas».

Y el filósofo y escritor Diego S. Garrocho ganó la segunda edición del galardón por su artículo ‘Carta a un joven posmoderno’, publicado en ‘El Español’, en el que reflexiona sobre la deriva intelectual de una generación seducida por el posmodernismo. El jurado destacó «el poso intelectual» y «el compromiso en defensa del pensamiento filosófico y ético» de Garrocho en un momento en el que esta disciplina está siendo orillada tanto en la educación como en la vida cotidiana, especialmente en la de los más jóvenes.